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Paul Bernardo y Karla Homolka

Paul Bernardo y Karla Homolka

Ella era radiante y hermosamente rubia. Él era un adorable y guapo chico con una carrera brillante por delante. Karla y Paul Teale eran conocidos como Barbie y Ken por sus amistades vecinales - pero a diferencia de sus muñecos similes, tras sus sonrisas se escondían un pár de sádicos carniceros acusados de 43 ataques sexuales y una larga lista de sádicos asesinatos.Las mentes retorcidas de los Teales filmaban a sus víctimas siendo torturadas, violadas y descuatizadas. Gustaban de capturar los agonizantes gritos de sus jóvenes víctimas para satisfacer su siniestra lujuría.

Los Teales fueron: Juzgados por los sadísticos crímenes de dos jóvenes adolescentes, sospechosos del asesinato en Navidad de la hermana de Karla, Tammy de 15 años de edad. Implicados en la desaparición de muchas jovencitas. Paul Teale, de 26 años de edad, se cree responsable de mas de 43 asaltos sexuales durante recorridos nocturnos an los alrededores de la comunidad canadiense de St. Catherine, cerca de las Cataratas del Niágara.
Su reinado de terror pudo haber pasado desapercibido, hasta que Paul tuvo una pelea en la que golpeó a Karla con una linterna. Ella asustada llamó a la policia hacia su mundo color de rosa, en su aseado hogar de los suburbios y rompió en declaraciones frente a los incrédulos oficiales, contando el sórdido pasado con su pareja. Reveló como su víctima adolescente Kristen French, de tan solo 15 años de edad, fue expuesta al infierno durante 13 días, en los cuales fue violada y torturada en repetidas ocasiones hasta que encontró la muerte. Su cuerpo desnudo fue descubierto en un camino vecinal solitario dos semanas después de desaparecer camino a su escuela.
Diez meses antes, el cuerpo de Leslie Mahaffy de 14 años de edad había sido recuperado de las profundidades de un lago, el mismo día en que los Teales contrajeron nupcias en junio de 1991. La joven asesinada había sido cortada en pedazos.

Algunos videocasetes fueron recuperados del hogar de los Teales en donde se mostraba a Karla en una orgía sexual de lesbianismo. "No hay sentencia que pueda imponer y sea adecuada para reflejar la repulsión que la comunidad siente por las muertes de dos jovenes chicas que vivieron sus vidas sin ningún reproche a los ojos de la comunidad", dijo el juez Kovacs con un semblante desencajado ante una Karla Teale vestida en forma glamurosa.

Los angustiados padres de las chicas asesinadas lloraban y se consolaban unos a otros en la corte mientras se revelaba las terroríficas horas finales de sus hijas. La madre de Leslie, Debbi Mahaffy, quebró su voz mientras hablaba en el tribunal "No quiero volver a ver otra imagen de los restos del cuerpo de mi hija en una bolsa. Cada vez que escucho la historia siento que mi hija muere de nuevo. Esto es una experiencia muy dolorosa y difícil. Fue muy difícil venir a la corte en el cumpleaños de Leslie, hoy cumpliría 17 años." Las declaraciones habían logrado penetrar en la médula de los horrorizados habitantes de la comunidad de St Catherine.
La aparentemente perfecta pareja se había conocido en octubre de 1987, cuando Karla tenía 17 años y Paul era una pasante de contador de tan solo 23 años. Karla, hija de padres checoslovacos refugiados, había sido un modelo a seguir en la Sir Winston Churchill School en donde incluso se asoció a una sociedad secreta de mujeres - El club del diamante - advocada a conseguir maridos ricos.
Deslumbrada con regalos, cenas románticas con velas, se rindió ante los encantos de guapo Paul. Luciendo un anillo de diamantes de compromiso, Karla le enseñaba la fotografía de Paul a sus amigos cada vez que le preguntaban por él. Su boda fue ejemplar. La pareja llegó en una carroza jalada por hermosos caballos. En la recepción se sirvió Champagne y faisan, y la luna de miel se relizó en Hawaii. "Son la fotografía de una pareja perfecta. Lucen fabulosos", comentó uno de los invitados.
Pero las fricciones comenzaron pronto en el matrimonio. Paul se vió envuelto en varias peleas y adquirió una reputación de tener un temperamento muy explosivo. Entonces, en enero, la policía llegó a su casa después de que Paul atacara a Karla. Un detective veterano reveló. "Ella mencionó que había muchas cosas que desconociamos. Karla había sido atacada en ocasiones anteriores por su esposo y tenía mucho miedo de él. También mostraba signos de culpabilidad y arrepentimiento. Cuando comenzó a hablar, no podíamos creer lo que estábamos escuchando. La información que nos proporcionó era suficiente para obtener una orden de careo. Videos y otra evidencia mostraban a Karla Teale envuelta e implicaban seriamente a su esposo. Karla Teale nos llevó a creer que ella había sido forzada a participar en los asesinatos en un complot por parte de su esposo y que era totalmente manipulada por Paul. nos contó sobre sus bizarras impulsos sexuales que los llevaban hacia unos impulsos incontenibles por matar".
Mientra Paul esperaba su juicio, Karla habia comenzado su sentencia mientras consagraba lo que el abogado de su esposo llamó, "un pacto con el diablo" para revelar todo lo que ella sabía acerca de los asesinatos. Se reabrieron los archivos de la muerte de Karla, Tammy, que murió a la edad de 15 años en la navidad de 1990, en la casa de la familia. Misteriosamente se encontró con la muerte ahogada en su propio vomito.
"Existen muchos mas secretos que faltan por emerger", dijo un detective. "Paul and Karla Teale envolvían la misma escencia del mal". Ella pudo haber hecho cualquier cosa con su vida, pero lo tiró todo a la basura. Cuando los mirabas, era imposible pensar que ellos podrían llevar a cabo los crímenes que se les atribuían.

Cintas de Video Snuff
Toronto. Canadá. La destrucción de las cintas de video que recogían las torturas y violaciones de dos adolescentes antes de ser asesinadas por un joven matrimonio cierra uno de los capítulos más dramáticos de la historia criminal de Canadá.
Las cintas de video captaban todos los macabros detalles de las torturas y violaciones sufridas por Leslie Mahaffy y Kristen French (de 14 y 15 años, respectivamente) en 1991 y 1992, antes de ser asesinadas a manos del matrimonio formado por Paul Bernardo y Karla Homolka.
Las familias de las dos jóvenes salvajemente asesinadas lucharon durante años por la destrucción de las cintas de video y otro material gráfico ante el temor de que en algún momento su contenido fuese difundido a pesar de las órdenes judiciales en contra.
Sus temores tenían un sólido fundamento. El escritor Stephen Williams, autor de "Invisible Darkness" ("Oscuridad invisible") -libro que describe los crímenes de Bernardo y Homolka- fue denunciado en 2000 porque la fiscalía consideró que algunos de los pasajes de su libro mostraban que el autor había visto las macabras cintas de video.

Aunque la fiscalía retiró los cargos contra Williams para evitar un juicio en el que las cintas de video habrían sido la prueba fundamental, lo que habría causado a las familias de las jóvenes asesinadas nuevas "angustias", el caso demostró que en algún momento las imágenes serían públicas.

Finalmente, el jueves, en el más absoluto secreto y en presencia de 20 testigos -todos abogados, policías y familiares de las asesinadas- las cintas de video, fotografías y otras pruebas del caso fueron incineradas una por una.
Entre los objetos destruidos se encontraban las sogas utilizadas por Bernardo y Homolka para maniatar a sus víctimas, un arcón al que estuvo amarrada Kristen antes de ser estrangulada, muestras de tejido humano y bloques de cemento en los que se encontraron partes del cuerpo de Leslie.
Las autoridades también hicieron desaparecer las fotografías de las autopsias, imágenes policiales de las escenas del crimen, la escalera de madera que conducía al sótano donde las jóvenes fueron retenidas y la sierra circular utilizada para desmembrar a las víctimas.
Una macabra lista que ha perseguido a los padres de Leslie y Kristen desde que en 1995 Bernardo fue condenado a cadena perpetua mientras que su mujer, Karla Homolka, obtuvo una controvertida sentencia de 12 años en prisión a cambio de testificar detalles de los crímenes contra su ya ex marido.

"La existencia de esos videos siempre amenazó con desenterrar a Leslie. Sentía que ella sería molestada una y otra vez y siempre sentí que ella nunca podría descansar en paz eterna", declaró Deborah Mahaffy, madre de Leslie, tras la destrucción de las cintas.

Karla hizo una confesión completa.
"Alivio no es la palabra adecuada -continuó Mahaffy- para describir los sentimientos ahora que han desaparecido. No hay palabras para describir lo que sentimos".
Por su parte, Donna French, la madre de Kristen, explicó que ahora sentía una paz que no había experimentado desde que su hija desapareció en abril de 1992.
"Fue algo casi irreal porque hemos esperado esto tanto tiempo. No podía creerme lo que realmente estaba pasando hasta que vi por mi misma que estaban siendo destruidas", dijo French.
"Sigo pensando que era una de las últimas cosas que podía hacer por Kristen y espero que ahora ella pueda descansar en paz", añadió la madre de la víctima.
Entre 1991 y 1992, Bernardo y su esposa, Karla Homolka, entonces dos jóvenes recién casados de la localidad de St. Catharines -en el sur de Ontario-, secuestraron a las jóvenes y las sometieron a sesiones de extrema violencia y sexo antes de matarlas.
El perfil de los dos asesinos aumentó la repulsión de la sociedad canadiense por sus crímenes una vez que se conocieron los detalles de las muertes de las dos jóvenes.
Paul era un joven atractivo y popular que nunca había tenido problemas para mantener relaciones con mujeres y que trabajaba desde 1990 para una empresa de Toronto especializada en prendas de vestir, mientras que Karla, de 23 años, era una ayudante veterinaria, rubia y simpática.

Ted Bundy


Ted Bundy


Un hombre guapo, elegante, romántico, tierno, encantador..."
Así lo definían sus amigos, sus novias y los que lo conocían, posiblemente lo contrario que pensasen las jóvenes que asesinó.
Nació en 1946, hijo de una joven chica soltera que provenía de una familia puritana. Es rechazado por ella durante los primeros años de su vida por ser hijo ilegítimo, y trata de disimular a su hijo, considerado como una vergüenza para la familia, tratándolo como si fuese su hermano. Bundy se crió en casa de su abuelo, un hombre violento que pegaba a su mujer.
Las secuelas de estos rechazos en la infancia, serían visibles en la adolescencia, por su carácter sumamente tímido e infantil y su tendencia a la soledad. Comienza a aislarse de sus compañeros de juego y adopta un cruel y extraño comportamiento hacia cuanto le rodea, por ejemplo, mutilando los animales que atrapa.
Más tarde cursa estudios de derecho y colabora en algún partido político trabajando activamente en las campañas. Pero en esa etapa de su vida, decepcionado por una sociedad en la que no encaja, comienza su etapa como asesino en serie.
El primero de sus crímenes tendría lugar en Washington en 1974, cuando ataca a una mujer mientras dormía golpeándola con una barra de hierro. Apenas un mes más tarde asesina a una joven en el mismo campus universitario, llevándose el cuerpo lejos de allí una vez muerta ésta, pero dejando la habitación llena de sangre.
En todos sus crímenes adoptaba un mismo ritual: seguía a la joven víctima por las calles, luego la estrangulaba y la golpeaba en su propia casa. A veces la secuestraba para llevarla a un lugar más seguro. Una vez muerta la sodomizaba con el miembro o con el objeto que tenía más a mano mientras mordía su cuerpo.
Bundy podría considerarse un ejemplo claro de lo que sería un asesino en serie psicópata. No sólo por haber sufrido una infancia traumática, sino que además su aspecto inspiraba siempre confianza a las víctimas.
Si bien al principio cometía sus crímenes por la noche guardándose de un posible testigo que pudiese identificarlo ante un tribunal, poco a poco se iría confiando y abordaría a las futuras víctimas por el día.
Apoyado en su atractivo y su carismática personalidad, se paseaba por los supermercados pidiendo ayuda a mujeres jóvenes para conducir su coche Wolkswagen, fingiendo que tenía un brazo roto y sin que estas sospechasen lo más mínimo que hablaban con su futuro asesino.
Tras sus primeros crímenes, Bundy comienza a viajar por una buena parte del país: Washington, Utah, Colorado y Florida, dejando a su paso una serie de crímenes y secuestros.
Es arrestado una primera vez el 16 de agosto de 1974 en Utah tras ser identificado por una mujer que meses antes había intentado secuestrar. Se le condena a cumplir una pena de prisión en Colorado, pero logra escaparse antes de ser encerrado y desaparece durante más de dos meses. Dos meses que le servirían para seguir cometiendo espeluznantes crímenes, esta vez tres jóvenes entre las cuales una tan sólo contaba con 12 años.

Es nuevamente detenido en Florida. En el juicio, él mismo se defendería en tanto que abogado, apoyado por un grupo de jóvenes "fans" que reclamaban su inocencia ante las puertas del Juzgado. A pesar de todo, la prueba irrefutable que lo culpó, la aportaría un odontólogo forense, tras comparar las marcas de unos mordiscos en uno de los cadáveres con los dientes de Bundy.
Evidentemente ambos moldes coincidían. Después de seis horas de deliberación, el jurado lo condenaría al corredor de la muerte por 14 homicidios de primer grado...

Tenía una fijación especial por asesinar a mujeres jóvenes de pelo oscuro y largo, que le recordaban a su ex novia, la cual lo había rechazado unos años atrás. Pero las jóvenes víctimas vendrían a representar del mismo modo a su madre, por haberlo abandonado de pequeño. El asesino confesaría personalmente a los psiquiatras: "Toda la rabia que he estado desahogando con las mujeres que maté, estaba dirigida contra mi madre".
Podríamos considerarle como una mezcla entre asesino organizado y desorganizado. Tanto podía mostrarse con una personalidad muy inmadura, dejar indicios en el lugar del crimen, o por lo contrario prepararlo cuidadosamente, seleccionar a las víctimas y dejar pocas huellas.
Él mismo se consideraba un adicto al crimen, y aunque aseguraba que podría dejar de matar en cuanto se lo propusiese, no dejó de hacerlo hasta su detención. Aseguraba no haber matado a 14 mujeres, confesó haber asesinado y violado a 28 mujeres en los años 70.

Los múltiples test psiquiátricos realizados evaluarían una personalidad propia de esquizofrénico: Cambios de humor muy repentinos, impulsivo, sin emociones, afán de protagonismo, ataques de histeria, doble personalidad, inestabilidad emocional, rechazo a la sociedad, ansiedad, depresión, complejo de inferioridad, inmadurez, mentiras que termina por creerse él mismo, obsesivo, egocéntrico, falsa realidad adaptada por él mismo, manía persecutoria...
Ted Bundy fue ejecutado en la silla eléctrica nueve años después de su sentencia, el 24 de enero de 1989, tras haber sido culpado por haber asesinado a 14 jóvenes.

Charles Manson

Charles Manson
Fue el fundador y líder de La Familia , grupo que perpetró varios asesinatos, entre ellos, el macabro asesinato de Sharon Tate (pareja de Roman Polanski) y sus invitados en su residencia de Beverly Hills el 9 de agosto de 1969.
Cumple condena desde 1971, tras ser condenado a cadena perpetua como instigador de estos crímenes.
Después de que Manson fue acusado de los delitos que se le condenó, se publicaron algunas grabaciones y canciones escritas e interpretadas por él. Varios músicos, entre ellosMarilyn Manson. Guns N' Roses y White Zombie, han hecho covers de algunas de sus canciones.

Primeros delitos

Se sabe que su primer robo a mano armada fue en 1947 a los trece años a una tienda de comida. Después de este incidente, Manson fue encerrado en un instituto del cual escapó cuatro días después junto a otro muchacho. En el camino Manson y su amigo cometieron otros dos delitos a mano armada.

nacimiento de la familia

Fue liberado en marzo de 1967 y se trasladó a San Francisco, donde reunió a un grupo de seguidores a los que se referiría como «La Familia». Poco después volvió a trasladarse, esta vez a Los Ángeles, con «La Familia».

Relación con Dennis Wilson y Terry Melcher


Manson publicó el álbum Lie: The love and terror cult el 6 de marzo de 1970 (grabado entre septiembre de 1967 y agosto de 1968) para poder financiar su defensa. Una de las canciones del álbum había sido grabada previamente por los Beach Boys, uno de cuyos miembros, Dennis Wilson, había sido colaborador cercano de «La Familia». El trabajo es una mezcla entre folk y country. Este disco contenía el sencillo Look at your game, girl, canción donde Manson suena muy inspirado cantando solamente con su guitarra no tan afinada. Este tema fue versionado años más tarde por los Guns N' Roses en su álbum The Spaghetti Incident?. La banda Ramones, en su canciòn "Glad to see you go", hacen referencia a este muchacho.

Helter Skelter

Manson reinterpretó el sentido de la canción Helter Skelter que aparece en Álbum blanco, de The Beatles, publicado en 1968: los negrosiniciarían una guerra civil contra los blancos, de la que saldrían vencedores. Más tarde, incapaces de gestionar su victoria, buscarían el consejo de «La Familia».

crimenes:

Asesinatos en Cielo Drive, 10050

La noche del sábado 9 de agosto de 1969Charles WatsonPatricia KrenwinkelSusan Atkins y Linda Kasabian entraron en la residencia número 10050 de Cielo Drive en Beverly HillsCalifornia, y las acólitas de Manson mataron salvajemente a Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski, que estaba embarazada de ocho meses, recibiendo dieciséis puñaladas, de las cuales once fueron a manera de tortura y cinco de ellas, según el forense, mortales de necesidad. Dejándola morir desangrada, la colgaron del techo junto a Jay Sebring. Sus otros invitados,Abigail Folger y Voytek Frykowski, fueron apuñalados en los jardines exteriores de la mansión.


Asesinato de los LaBianca


La noche siguiente, Manson entró en la casa del empresario Leno LaBianca y su mujer Rosemary en las afueras de Los Ángeles. Tras asegurarles que él no les haría daño, los ató y dejó entrar a Tex, Patricia Krenwinkel y Leslie Van Houten, quienes mataron a la pareja, apuñalándolos hasta morir.


En las paredes aparecieron escritas con sangre las frases "Rise" (Álcense), "Helter Skelter"(nombre de una conocida canción de The Beatles) y "Death to pigs" (Muerte a los cerdos).

Arresto

Manson no había estado presente en los asesinatos, pero fue sentenciado por conspiración el 25 de enero de 1971 y, el 29 de marzo del mismo año, a pena de muerte. Esta sentencia fue más tarde conmutada por cadena perpetua después de que la Corte Suprema de Californiaaboliera la pena de muerte en ese estado.

Durante su proceso penal, el reo se defendió a sí mismo y convirtió las audiencias en actos circenses. Del alto contenido mediático de la actuación del procesado da cuenta el fiscal de la causa Vincent Bugliosi: “Manson sorprendió a todos diciendo que él también quería declarar… Estuvo hablando durante una hora. Empezó hablando tan bajo que los espectadores que llenaban la sala tenían que inclinarse hacia delante para oírle. Pero después de pocos minutos la voz cambió, se fue haciendo más fuerte, más animada y, como ya había descubierto de mis conversaciones con él, cuando esto ocurría parecía que su rostro también cambiaba. Manson el Don Nadie, Manson el Mártir, Manson el Maestro, Manson el Profeta. Fue pasando por éstas y más personalidades”. 
Algunas de las frases que pronunció durante el juicio se volvieron tristemente célebres, y muestran el afán de sensacionalismo que lo embargaba. En defensa de sus seguidores expresó: “Vosotros habéis dado a mí vuestros hijos, vosotros los enseñasteis. Yo sólo he tratado de ayudarlos a levantarse, todo lo que han hecho estas criaturas lo han hecho por amor a sus hermanos”.

ALBERT FISH

ALBERT FISH - EL ABUELO ASESINO


Nadie podía haberse imaginado que ese abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado, cabello y bigote gris, ojos tímidos podía esconder una personalidad como la que revela su informe psiquiátrico: sadismo, masoquismo, castración y autocastración, exhibicionismo, voyeurismo, pedofilia, homosexualidad, coprofagia, fetichismo, canibalismo e hiperhedonismo.
Fish nace en 1870. En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, un hermana demente, un hermano alcohólico, etc.
Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado.
A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima.
En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor.
Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales... en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas.


Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias matrimoniales de los periódicos.

En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que San Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos. 

Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una personalidad psicopática de carácter sexual.

A pesar de todos estos delitos, la policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder inculparlo por asesinato.

"Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia... entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno..." 


Albert Fish fue capturado por la policía el 13 Diciembre de 1935, lo logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en dónde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez con el cuerpo de su hija.

Querida señora Budd:
Hace algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpo de California hacia Hong-kong, que por aquel entonces padecía los problemas del hambre, las calles se habían vuelto muy peligrosas para los niños entre 9 y 12 años porque tenían la costumbre de matarlos y cortarlos en pedazos y vender su carne como alimento.
Antes de zarpar mi amigo, rapto a 2 niños los mato corto en pedazos guiso su carne, y se la comió.
Esa es la razón de que hace algunos años yo acudiera a su casa el 3 de junio de 1928 con el pretexto de acompañar a su hija a la fiesta que daba mi hermana me la lleve a una casa abandonada, que había en Westcher County donde la estrangulé la corte en pedazos y comí parte de su carne tranquila no me la tire murió siendo virgen.
Tras leerla y sufrir un gran shock, se puso en contacto con la policía que tras investigar lograron encontrar la procedencia de la carta, siguieron la pista de Albert Fish, lo arrestaron el 13 de diciembre.En su declaración afirmo que tras matar a la niña le corto la cabeza, con un trinchante y partió su cuerpo en dos con una sierra a la altura del ombligO.
El propio Fish lo reconocería: "No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo".
Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carnecruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de "el Maníaco de la Luna", sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas.
"...Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen".
También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo huir.
Ante el psiquiatra explicó que por orden divina se veía obligado a torturar y matar niños, el comérselos le provocaba un éxtasis sexual muy prolongado.
También confesó las emociones que experimentaba al comerse sus propios excrementos, y el obsceno placer que le producía introducirse trozos de algodón empapado en alcohol dentro del recto y prenderles fuego. Los hijos de Fish contaron cómo habían visto a su padre golpeándose el cuerpo desnudo con tablones claveteados hasta hacer brotar sangre.
Durante el juicio quedó probado que realizó todo tipo de perversiones con más de 100 niños matando además a 15. Se descubrió también su extraño gusto por hacerse daño a sí mismo, uno de sus sistemas favoritos era clavarse agujas alrededor de los genitales. Una radiografía descubrió un total de 29 agujas en el interior de su cuerpo (algunas con tanto tiempo que habían empezado a oxidarse). Le gustaba comerse sus propios excrementos, o introducirse trozos de algodón empapados con alcohol dentro del recto y prenderles fuego En otras ocasiones había intentado introducirse agujas debajo de las uñas, pero no tardó en renunciar a ello cuando el dolor se hizo insoportable.

Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.
Es condenado a la silla eléctrica y ejecutado en la prisión de Sing Sing el 16 de enero de 1936.
Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: "Por lo menos cien".
Tubo una sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, y se mostró entusiasmado.
Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población
"Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado..

Andrei Chikatilo

Andrei Chikatilo

Andrei Chikatilo, uno de los peores y despiadados asesinos en serie del mundo, asesinó hasta 53 muchachas y muchachos jóvenes en Rusia desde 1982 hasta 1990. Conocido como el Hannibal Lecter soviético
Nació en Ucrania el 16 de Octubre de 1936, en una pequeña aldea en tiempos de hambruna, cuando morían millones de personas cuyos cadáveres se amontonaban en las calles y campos, lo más cruel para el pequeño Andrei y su hermana era escuchar en el regazo de su madre como su hermano mayor, Stepan había sido raptado y devorado, aunque no era un caso aislado en aquellos duros años treinta, el hecho marcaría notablemente al niño, quien se sentía en esos momentos más solo que nunca y la manera en como su madre se los contaba hacia que la historia pareciera verídica.
En la escuela era muy introvertido, incapaz de aceptar su miopía, (sus primeras gafas las tuvo a los treinta años, y hasta los doce se orinó en la cama). Siempre era humillado por sus compañeros, cualquiera podía decirle lo que fuese, él se limitaba a escuchar y a aguantar. No es de extrañar que con el tiempo, su ánimo se llenase con las lágrimas contenidas y con todas esas injurias. A medida que iba creciendo, se hacía más tímido con las mujeres, hasta el punto de hacer fracasar su primer intento sexual, por eyacular en pocos segundos mientras abrazaba una chica, de ahí surgieron los primeros rumores de su impotencia.
A pesar de su problema, pudo encontrar una esposa, y aunque era incapaz de mantener una erección, sí podía eyacular. Logró alcanzar en contadísimas ocasiones la suficiente erección para dejar embarazada a su esposa, pero no dejaba de pensar, que la naturaleza lo había castigado castrándolo al nacer. Era un marido de carácter estable y trabajador, un padre que nunca levantaba la voz ante los hijos, un respetado miembro del partido comunista que leía los periódicos y se mantenía al corriente de la actualidad.
En la escuela en la que trabajaba, sus alumnos se reían de él, le apodaban "el ganso". Él no hacía nada por remediarlo, tampoco cuando le empezaron a llamar "afeminado", ni cuando le pegaban arrojándole una manta por encima o cuando lo sacaban de las aulas a patadas. Después de cierto tiempo por miedo a los chicos empezó a llevar un cuchillo a su trabajo.
El 22 de diciembre de 1978, Chikatilo mató por primera vez, abordó en la calle a una niña de nueve años de edad, y la convenció para que se fuera con él a una cabaña que poseía en las afueras de la ciudad. Sabía como hablar a los niños, él mismo había sido maestro y tenía a sus dos hijos. Una vez allí la desvistió con violencia. Accidentalmente, le hizo un rasguño del que brotó sangre, hecho que le propició una erección inmediata, estableciendo el vínculo fatal entre sangre y sexo. Luego, sacó un cuchillo y se lo clavó a la niña en el estómago. Con cada puñalada notaba que se acercaba más al orgasmo, por lo que no cesó de hacerlo hasta la eyaculación. Chikatilo había intentado satisfacer su necesidad sexual movido por la esperanza de llegar a ser igual que los demás, pero no lo era.
El 3 de septiembre de 1981 asesinó a su segunda víctima, Larisa Tkachenko de 17 años de edad, la convenció a ir con él al bosque para tener relaciones sexuales, pero falló en el intento por lo que ella se río de él, esto lo enfureció, perdió el control, le estranguló y eyaculó sobre el cadáver, mordisqueó su garganta, le cortó los senos y en su frenesí se comió los pezones. En esos momentos supo que volvería a matar. Los dos primeros asesinatos de Chikatilo tuvieron cierto carácter fortuito. Es posible que, en ambos casos, sus intenciones fueran solamente de índole sexual. Los gritos de terror le excitaban, pero era el asesinato en sí lo que presentaba para él el acto sexual supremo.
Su tercera víctima fue Lyuba Biryuk, fue raptada de una villa y fue acuchillada 40 veces en el bosque, le mutilaró los ojos, esto se volvería algo común en sus asesinatos, la firma mortal de Chikatilo.
Chikatilo asesinó a otras 3 personas ese año, entre ellas se encontraba su primera víctima masculina, Oleg Podzhivaev de 9 años de edad, el cuerpo no se encontró pero Chikatilo afirmó ser el responsable y haberle arrancado los genitales, la prensa estaba enloquecida con el asesino en serie, el modus operandi era siempre el mismo, sus víctimas siempre se encontraban en los bosques, con indicios de violencia y sadomasoquismo, y en ocasiones les faltaban miembros a las víctimas, eran niños, niñas y chicas jóvenes. Entre ellos había muchos escapados de casa y retrasados mentales, pues se dejaban convencer más fácilmente y agradecían su ayuda en el laberinto del sistema de transportes local, con el que no estaban familiarizados
En 1984 asesinó a 15 personas, mientras el tiempo entre sus asesinatos iba disminuyendo el número de víctimas iba en ascenso. Chikatilo los elegía entre la multitud en estaciones ferroviarias y en paradas de autobús, y con algún pretexto, los convencía para que lo siguieran a alguna zona boscosa. Una vez allí les infligía numerosas puñaladas (entre treinta y cincuenta). Casi todas las víctimas sufrían la mutilación de los ojos. A las adolescentes o chicas jóvenes les seccionaba los pechos o los pezones, ya fuera con sus afilados cuchillos o con los dientes.
La tecnología rusa de los equipos de la investigación era arcaica en naturaleza, lo que dificultó la investigación. No publicaron las matanzas, temiendo al pánico. Los hombres a cargo de la investigación eran Viktor Burakov y coronel Fetisov. .
Burakov y Fetisov pensaron que el asesino engañó a sus víctimas en la estación de tren en ciudad. Las estaciones entonces fueron supervisadas por los detectives buscando cualquier comportamiento sospechoso o cualquier persona hablando con los muchachos o las muchachas jóvenes.
Chikatilo fue descubierto en la estación de tren cuando intentaba seducir a niños. Los detectives lo detuvieron y lo llevaron a la comisaría de policías. En su bolso encontraron la vaselina, la cuerda, toallas sucias y un cuchillo de cocina. Su sangre fue mecanografiada, y reveló que él tenía sangre tipo A, pero el presunto asesino que andaban buscando tenía sangre AB, de las pruebas realizadas en las muestras del semen encontradas en las víctimas. Chikatilo entonces fue liberado.
El perfil del asesino fue hecho por el Dr. Bukhanovsky, psicólogo ruso principal. Él lo denominó asesino X y concluyó que X no era un homosexual y no tenía posiblemente una esposa y niños. El asesino sería un sádico pues mutilar a sus víctimas era una cierta forma de dominación.
Años más tarde, recordaron a Andrei Chikatilo. El detective Burakov entró en contacto con el jefe del trabajo de Chikatilo y descubrió que él estaba de viaje los días de los asesinatos. Andrei fue buscado, hallaron un corte en su dedo, y sus órganos genitales tenían abrasiones. Andrei negó cómo sucedió, pero cuando registraron su mochila encontraron su cuchillo de cocina.
Chikatilo fue interrogado por Bukhanovsky y terminó confesando pues no podía soportar más contenerse, le explicó en un ataque de ansiedad cómo consiguió la satisfacción sexual de asesinar y de mutilar, también añadió su placer por el canibalismo. Chikatilo admitió por lo menos 53 asesinatos y también condujo a policía a algunas víctimas sin descubrir.
La razón de la discrepancia del tipo de la sangre todavía no se ha descubierto. Algunos dicen que era un desorden raro de la sangre, donde la sangre y el semen tienen diversos tipos pues su semen era del tipo AB y su sangre de tipo A.
Las razones por las que Chikatilo mutilaba con furia los ojos de las víctimas eran porque creía que los ojos de las víctimas mantenían una imagen del asesino después de muertos.
Chikatilo fue condenado de muerte por los 53 asesinatos.Fue ejecutado en 1994 con un tiro en la cabeza.

Ed Gein

Ed Gein

Ed GeinEd Gein, el carnicero de Plainfield.
Ed Gein, el carnicero de Plainfield nació el 26 de agosto de 1906.  Gein
vivió solo desde la muerte de su madre en 1945, haciendo diversos trabajos para
todo el pueblo, sobre todo en el aserradero. Anteriormente (y como suele suceder
en estos casos) había sufrido malos tratos de su padre, que se emborrachaba y
desencadenaba grandes peleas en la familia.
Pero el caso (criminológicamente hablando) comienza en 1954, cuando un
granjero de Plainfield (Wisconsin) entró en la taberna de los Hogan, topándose
con la gran sorpresa de que el suelo de madera estaba encharcado de algo que
parecía ser sangre.  Mary Hogan, la propietaria, había desaparecido.
Cuando el sheriff llegó al lugar, comenzaron los interrogantes. Para empezar,
la caja registradora estaba llena, por lo que no se trataba de un robo. Además,
no había señales de lucha como podrían indicar vasos rotos, o taburetes por el
suelo. Cuando unos días más tarde, Ed Gein se acerca al aserradero, el
propietario de este le comenta a Gein que habían raptado a Mary Hogan, y que
estaba desaparecida, este respondió: ?No está desaparecida. La tengo en mi
granja?.
La prensa de la época se hizo eco de los terribles hechos.
Sin embargo, no lo tomó en serio ya que Ed Gein era una persona excéntrica
que solía contestar a todo con ironías y salidas de tono. El sábado 16 de
noviembre de 1957, cuando Bernice Worden se dispuso a abrir la ferretería del
pueblo, de la que era propietaria, no sabía que su vida cambiaría radicalmente
desde aquel día.
Ed Gein, el vecino del que nadie sospecharía, entró por la puerta y pidió un
anticongelante. Bernice lo apuntó en el libro de contabilidad, se introdujo en
el almacén para buscar dicho material, cuando salió solo fue consciente de una
cosa. Ed Gein la apuntaba con su viejo rifle de caza. Y sin tener tiempo para
gritar o pedir auxilio, la bala salió del cañón y quedó incrustada en la cabeza
de Bernice Worden.
Ed Gein se metió en el mostrador, cargó con el cuerpo de la propietaria y lo
metió rápidamente en su furgoneta, tratando de no ser vista por ningún testigo.
Entonces se marchó del lugar? Pero su astucia de lobo quedó nublada por el error
que cometió. En el libro de contabilidad quedaba constancia de que él había sido
el último cliente. El auténtico terror comienza entonces para los dos oficiales
de policía que realizan un registro en la casa del asesino, mientras otros dos
se encargan de arrestarlo y llevárselo del lugar.

Parte del museo del terror con el que se toparon los dos oficiales de policía aquella tarde…

Cuando uno de los policías entra en la casa, queda marcado para siempre por
lo que ve y siente en ese lugar. Desde el primer momento un olor horrible
acompaña a estos dos agentes. Además, una cantidad exagerada de moscas rompe el
silencio de la casa. Cuando uno de los dos policías continúa avanzando, siente
cómo algo choca contra su hombro. Y al darse la vuelta, al girar sobre sus
pasos, se arrepentiría para siempre de haber entrado en el lugar ya que colgado
de un gancho del techo por los pies, decapitado y abierto en canal yacía el
cadáver de quien posteriormente sería reconocida como Bernice Worden,
propietaria de la ferretería, y última víctima de Ed Gein.
 
Los dos agentes salieron del lugar con rapidez, para no vomitar en el
escenario de un crimen. Y tras recuperarse del shock, pidieron ayuda por radio.
Cuando llegó el resto de patrullas, se descubrió que solo aquel sería habitable
para una persona enferma. Basura, excrementos, revistas pornográficas y de
anatomía, o tazas con chicles pegados en ellas eran parte del macabro escenario.
Pero aquello no era nada comparado con lo que verían después.
Auténticos cráneos yacían en la cocina, partidos por la mitad para ser
utilizados como cuencos. Una de las sillas del lugar estaba forrada con piel
humana. Pero las lámparas, los mangos de los cuchillos o incluso un chaleco eran
también del mismo material? Piel humana. En la habitación de Gein se descubrió
la cabeza de Bernice Worden, rodeada de máscaras hechas también con piel (esta
vez de la cara), y con pelo auténtico.
La única habitación de la cara que no parecía ?decorada? dentro de aquel
museo de los horrores, era la habitación de su madre, que según aseguró Gein
posteriormente, quedó intacta tras su muerte debido a que pudo comunicarse con
ella después de muerta durante un año.
Cementerio de Plainfield, de donde Gein extrajo nueve cadáveres.

En uno de los juicios de 1968, Gein solo reconoció dos asesinatos? El resto
de material que había utilizado para su particular museo, procedía de cadáveres
que él mismo había desenterrado del cementerio. Nueve cadáveres fueron
utilizados para la decoración del lugar.

Ed Gein, tras uno de los juicios.

Aseguró además que aspiraba a realizarse (él mismo) un cambio de sexo, quería
convertirse en mujer, fascinado por este tipo de operaciones. Finalmente, es
internado en un psiquiátrico, como trastornado mental debido probablemente a las
fuertes palizas y a la educación de su madre. Confesó además que aspiraba a
abrir su casa como museo de los horrores.
Fallece el 28 de julio de 1984 por una insuficiencia respiratoria, y como
paciente modelo. Sus restos descansan en el cementerio de Plainfield, al lado de
los restos de su madre.
Y su furgoneta, fue vendida bajo el lema “¡Compre la furgoneta de Ed Gein,
donde transportó los cadáveres para su museo del horror!”. Debemos preguntarnos,
¿el único enfermo aquí fue Ed Gein? ¿Y qué pasa con el vendedor de su furgoneta?
O peor aún? ¿qué pasa con el comprador?

Ed Gein, tras uno de los juicios.

Luis Alfredo Garavito

Luis Alfredo Garavito

El colombiano Luis Alfredo Garavito ha pasado a la historia del crimen como uno de los asesinos en serie más prolíficos. Confesó haber asesinado unos 140 menores (todos entre 6 y 16 años y de género masculino) aunque algunos expertos señalan que sus víctimas pudieron ser unas 172 o incluso 192…A cada chico que mató también violó y torturó. Adoraba manosear a sus jóvenes víctimas, pero también las golpeaba, les pateaba el pecho, la cara y el estómago; les saltaba encima, les pisoteaba las manos; amaba hacerles quemaduras con vela y solía morderles las tetillas al igual que Chikatilo; a algunos les amputó dedos, les cercenó las orejas e incluso los genitales; muchas veces mutiló, desmembró e incluso decapitó; y siempre, siempre bebía antes de realizar sus crímenes.
Fue así mismo un verdadero asesino itinerante: recorrió unas cinco veces Colombia, pasando por 59 de los 69 municipios del país y a su paso dejó muerte en 11 (13 con víctimas no confirmadas) de los 32 departamentos de Colombia.

Un pasado marcado por el dolor


Luis Alfredo Garavito nació un 25 de enero de 1957 en el municipio de Génova Quindío en Colombia. Fue el primero y por tanto el mayor de los siete hijos que tuvo la familia Garavito Cubillos. Su formación académica no fue nada sobresaliente ya que apenas estudió hasta el quinto de primaria, debido tanto a la mala memoria que tenía como a la cruel constancia con que su padre —un tipo violento, bebedor y mujeriego—, le recordaba lo “bruto” que era.
Como muchos colombianos, Garavito tuvo que irse a vivir a otro lugar debido al azote de un conflicto interno signado por la sangrienta guerrilla y las respuestas del Ejército y los paramilitares. Llegó así, junto a su familia, al caluroso pueblo de Ceilán en el norte del Departamento del Valle.
Allí, en Ceilán, Garavito ingresó a la escuela Simón Bolívar con gran entusiasmo. Al comienzo todo iba bien para él pero pronto sus problemas internos empezaron a transformarlo en un niño tímido e introvertido, usualmente violento y frecuentemente molestado por sus compañeros que le tildaban de “Garabato” (por el apellido). Sumados a esos problemas sociales estaba el complejo de inferioridad que en Garavito se iba acentuando al saber que, encima de ser un chico con lentes al que hostigaban, era un niño con pánico escénico, con miedo de pasar al pizarrón y, claro está, sin la capacidad de sobresalir en los exámenes y demás asuntos de la vida escolar.
Paralelamente a toda esa frustración escolar, Garavito nunca tuvo un buen entorno familiar, por lo que años después declaró que tenía “la desgracia de estar dentro de una familia que se la pasaba discutiendo, peleando y lanzándose palabras de grueso calibre”. Fue en esa familia donde Garavito sufría viendo como su “muy rígido” padre golpeaba a su madre “y la arrastraba” mientras ella lanzaba gritos “desesperadamente”. Sin embargo hubo una escena que lo marcó particularmente, por lo que años después declaró: ‹‹Yo vi cuando él la cortó; esa imagen quedó grabada dentro de mi cerebro de por vida, no la he podido olvidar…. Yo fui el único que la defendí…. Le metió una pela que la dejó coja estando embarazada de mi hermano Ricardo. Fueron casi cuarenta años que le aguantó mi mamá a ese señor humillaciones, desprecios; recuerdo que le decía: “yo la recogí del fango, mujerzuela”››.
También el padre de Garavito era un individuo que, además de tratarlo de “jueputa”, “bastardo” e “imbécil”, solo lo tomaba en cuenta para que cumpliese sus órdenes y las diversas tareas que le encomendaba, a lo que sumaba su negativa a permitirle a Garavito el tener amigos y novia. Sexualmente tampoco era una muy buena influencia pues, como el mismo Garavito contó: “Mi papá no dormía con mi mamá, dormía conmigo, él me bañaba, no recuerdo que él me haya acariciado, tengo un recuerdo vago, era de noche, él como que me acarició me tocó las partes íntimas…a ese señor nunca lo quise, lo veía como un verdugo”.
Continuando el proceso de degeneración sexual de Garavito, entró un amigo de su padre, un tipo que era vecino, dueño de una droguería del pueblo y abusivo consumado. Ese hombre torturó y violó a Garavito cuando apenas tenía doce años; lo ultrajó golpeándolo y mordiéndole el pene y las nalgas, quemándolo con una vela, amarrándolo a una cama y obligándolo a hacer cosas tan infames que ni el mismo Garavito quiso confesar años después. Fue por culpa de aquel monstruo que Garavito no se entusiasmó cuando “el hermano de una señora” le mostró revistas pornográficas.
Lejos de darse por satisfecho, el amigo del padre de Garavito iba a visitar a Garavito cuando éste dormía con su hermano Rafael en la tranquilidad de la finca, sacándolo de la habitación y llevándoselo a algún lugar del campo para violarlo a sus anchas. Por aproximadamente dos años, esa fue la infernal rutina sexual de Garavito, hasta que fueron a Trujillo, donde las cosas tampoco se mejoraron, ya que allí, cuando su padre lo mandó a comprar unas inyecciones en una farmacia, el sujeto (otro conocido de su padre) violó a Garavito, cosa que repitió algunas veces más, sin ser jamás delatado puesto que el pobre chico temblaba de miedo ante la posibilidad de que su padre no le creyera a él sino a sus amigos…El daño era ya definitivo según se ve en las palabras de Garavito: “Después yo empecé a sentir una atracción hacia las personas de mi mismo sexo. Mis hermanos y hermanas estaban muy pequeños, yo sentí como algo y todos nos fuimos hacia una cama donde yo insinué que se quitaran la ropa y comencé a acariciarlos, allí no pasó nada, ni mis padres se dieron cuenta, ni tal vez mis hermanos se acuerden. Estando durmiendo, cogía a mis hermanos menores y les quitaba la ropa y sin que ellos se enteraran los acariciaba”
Luego, aún de adolescente, Garavito fue un poco más lejos e intentó acorralar a un niño cerca de la estación del tren. Violarlo no era su intención, solo quería abusar ligeramente del inocente niño, por lo que empezó a tocarlo en sus partes íntimas, pero éste gritó y afortunadamente vinieron unos guardias de la Defensa Civil que se llevaron a Garavito. Posteriormente fue liberado y su padre, que le prohibía tener novia, actuó de una manera aberrantemente incoherente e incomprensiva pues, como contó Garavito: “Después de eso me largan y resulta que mi padre me reprendió, me dijo que si acaso no había mujeres. Pero mi papá no me dejaba tener novia y a mí tocaba ocultar todas esas cosas que me pasaban. Me soltaron y de ahí en adelante no volví a vivir en la casa, mi papá me echó y trataba de que no volviera más”
Tras eso Gravito tuvo que irse a buscar morada y trabajo en fincas, donde para su suerte supo ganarse el cariño de la gente con la que le tocaba convivir; pero, a su vez, fue en el inicio de esa etapa donde empezó a “perder el cariño” hacia sus hermanos y hacia su madre (quien, pese a no maltratarlo, nunca fue afectuosa), como también a desear, cada que se emborrachaba, ir a matar a su odiado padre, cosa ésta última que nunca tuvo el valor de hacer realidad.
Algo bueno de esta nueva etapa en su vida, fue que Garavito tuvo “muchas amigas” y, particularmente, en Trujillo conoció, en la iglesia, a una muchacha de la cual se enamoró, a la cual nombraba frecuentemente y de la cual “decía que había tenido un hijo con ella” aunque nunca tuvo ni un hijo ni tan siquiera una “relación con ella en aspecto íntimo”. Pero al menos, como se ve, las violaciones no lograron convertir a Garavito en un homosexual puro sino más bien en un bisexual.

Luego Garavito fue a la ciudad de Armenia (en Colombia), donde consiguió empleo en una panadería, arrendó un cuarto y se vinculó con Alcohólicos Anónimos. En ese entonces su rutina después del trabajo solía ser la de asistir con fervor a la iglesia, ir después a Alcohólicos Anónimos y, tras salir, tomarse unas cuantas cervezas para ir al parque Valencia en la noche y comprar algún cuerpecito de los pobres niños que a esas horas se prostituían en los alrededores del parque…Esa fue la doble vida que llevó por más de un año en los inicios de su juventud, una vida que por un lado le llenaba de pervertido goce mas por otro le envenenaba con remordimiento (solía golpearse fuertemente el pecho en la iglesia) y angustiosas preocupaciones por la forma en que era socialmente vista su inclinación.
Poco menos de 23 años tenía Garavito cuando, no pudiendo tolerar más la angustia de sus trastornos, fue a buscar atención psiquiátrica en el Seguro Social tras pelear con sus compañeros de trabajo y perder su empleo. Allí le contó al psiquiatra que había pensado en suicidarse porque su vida “no valía nada”, pero no le dijo sobre su impotencia sexual con las mujeres, su afición carnal a los menores y la importancia que para él tenía el conformar una familia. Así, el tratamiento que se le dio fue el demasiado general que se correspondía con el cuadro de “depresión reactiva”.
Después la vida de Garavito pareció mejorar considerablemente cuando éste consiguió empleo en un supermercado dentro del cual conoció a Claudia, una mujer que tenía dos hijos (un chico de 14 y una niña) a los cuales, sorprendentemente, Garavito siempre respetó. Pero no pudo más que ser pareja sentimental (y no sexual debido a su impotencia) de Claudia, él mismo lo dejó claro: “mis compañeros me molestaban con Claudia, yo con ella no tuve relaciones sexuales, era para que la gente me viera con ella y le gastaba bastante”.

Surge el gran violador


Junto a esa impotencia para ser marido-amante, empezó a latir con más fuerza el monstruo interior de Garavito cuando, en octubre de 1980 él, mientras seguía trabajando en el supermercado, comenzó a sentir la presencia de un “impulso” que quería dominarlo. En sus propias palabras: “Muchas veces me ocurrió que llegaban menores de edad al supermercado a comprar algo, a mí me iba dando un deseo como lo que yo siempre he denominado una fuerza o un impulso de estar con ese menor de edad, acariciarlo, violarlo. En las horas de almuerzo aprovechaba, dos horas, y me iba para la vecina población de Quimbaya. Allí accedí a varios menores…[…]…únicamente los acariciaba, los amarraba, les quitaba la ropa y los violaba, pero finalizando el 80 y a comienzos del 81, me voy para la ciudad de Sevilla, me llevo a un menor, y de pronto no sentía placer solamente con acariciarlos y violarlos, sino que llevaba cuchillas de afeitar, velas y encendedores. En algunas oportunidades les hacía tomar el semen obligados y me quitaba un diente para poder morder a los niños, es el incisivo lateral derecho, ese diente me lo hice colocar porque mi papá me lo tumbó cuando yo tenía quince años. Yo sentía como un descanso, me sentía bien haciéndoles esto a los menores, les mordía las tetillas, les tasajeaba los brazos y, por los lados de las nalgas los quemaba”
En la desfigurada psiquis de Garavito, al igual que en la del sanguinario Andrei Chikatilo, se había establecido la fatídica asociación entre el dolor ajeno y el placer propio, asociación que en psicópatas como él fácilmente desembocaba en el matrimonio del sexo y la muerte. Y es que, en efecto, Garavito descubrió que la intensidad de sus orgasmos aumentaba cuando aumentaba la violencia que sobre sus víctimas ejercía, debido a lo cual empezó a torturar a sus pequeñas víctimas. Sin embargo el nacimiento de esa oscura faceta no liquidó su conciencia moral; la cual, si bien no servía para frenarlo, sí que servía para atormentarlo. Fue entonces que intentó darle una explicación bíblica a sus actos y su religiosidad se volvió compulsiva, haciéndolo buscar no solo perdón y redención sino castigo para sus pecados. Tan grandes eran sus remordimientos que a veces, sacudido por la angustia, se levantaba desorientado en medio de la madrugada, recordando cada violación que acudía a su mente, reviviendo las terribles escenas en que sus inocentes víctimas, una vez más, lo miraban con los ojos desorbitados por el dolor y el terror, no ya para traerle placer sino profusas lágrimas que resbalaban por su rostro y luego, sorprendentemente, eran seguidas por sarcásticas risas suscitadas por la evocación del sádico gozo…
Garavito (arriba) tenía dos lados. Uno lo impulsaba a violar y torturar niños; el otro, lo hacía llorar de remordimiento, recitar versículos de la Biblia en voz alta con fervor y anhelar el perdón de Dios. Para su lado sangriento tenía una libreta en que apuntaba el nombre de cada niño violado; y, para su lado bueno, tenía una libreta azul en que anotaba cada versículo aplicable a su crisis. Sea como fuere siempre ganaba el lado malo y, como dice Cristo en el Evangelio, “el árbol se conoce por sus frutos”… 
Lejos de ser una ficción, en Garavito parecían convivir dos hombres distintos. Cada noche se acercaba con fervor a la mesa y tomaba la Biblia, buscando en ella algún salmo que le proporcionase paz a su alma, alejándolo así del peso de la culpa y abriéndole las puertas a la esperanza de ser salvo. También, cada vez que encontraba algún versículo aplicable a la crisis que estaba atravesando, lo escribía en su adorada libreta azul con la letra torcida por el desenfreno. Y cada noche, además del salmo o los salmos, Garavito recitaba en voz alta los versículos de su libreta azul mientras deambulaba, desnudo, de un lado a otro de su habitación. Finalmente, cuando la fe le había repuesto las fuerzas, el monstruo se vestía y salía a la calle; pero, antes de aquello, tomaba el siniestro diario donde apuntaba el nombre de cada niño violado.
Mas no era únicamente el deseo de placer lo que impulsaba a Garavito hacia el mal. Había también un deseo de venganza (unido al ‹‹mecanismo de desplazamiento››) y un anhelo de contrarrestar su sentimiento de humillación a través del sentimiento de poder que experimentaba con sus víctimas. Esto lo vemos implícito en la forma con que Garavito se expresó de la admiración hacia Hitler que desarrolló (sin dejar de lado su fanatismo religioso…) luego de leer su biografía: “Yo admiraba mucho a Hitler, quería llegar a ser como él, conseguir poder para hacerme respetar. Siempre anhelé ser importante, estar en la televisión, en la prensa y que todo el mundo hablara de mí. Me gustaba él porque fue una persona humillada y de un momento a otro alcanzó un poder. Admiraba de él esa situación, yo me quería vengar de muchas personas. Yo pensaba que una persona que me mirara mal había que fusilarla. Me gustaban los campos de concentración….”
Por todos los conflictos internos antes expuestos fue que Garavito, con 27 años, ingresó a una clínica psiquiátrica en enero de 1984. Allí estuvo 33 días, hasta que los doctores creyeron que se había recuperado y le autorizaron a asistir a sus reuniones en Alcohólicos Anónimos. Fue un gran error: Garavito nunca se recuperó y estaba ávido por tener carne tierna entre sus manos. Él mismo lo contó: “Cuando me dieron un permiso, llegué a Pereira […]. Allí ubiqué dos menores de edad que vivían por el sector de Getsemaní, un centro espiritual campestre. Sobre esa misma vía, algo retirado de ese seminario, los metí por un cafetal y los amarré, los despojé de sus ropas y yo también me despojé de mis ropas. Los violé […]. A estos niños me parece que los quemé, los mordí y allí los dejé”
Pero Garavito, que aún no había alcanzado todo su potencial criminal, los dejó con vida y éstos lo reconocieron después mientras estaban en un carro. Lastimosamente el criminal logró escapar.
Así habría de seguir hasta 1992, fecha en la que cometería su primer asesinato. Pero, hasta que la tormenta de sangre se desate, muchísimos niños inocentes habrían de ser violados y torturados por el infame Garavito, de quien los expertos calculan que llegó a violar un niño por mes entre 1980 y 1992, habiendo sido, a lo largo de ese transcurso, incapacitado por el ISS (Instituto de Seguridad Social) en 1980, 1981, 1983, 1985 y 1989. Puede entonces formularse la pregunta de cómo logró violar tantos niños con tantas incapacitaciones del ISS y sin ser capturado. La respuesta está, por una parte, en la habilidad que tenía Garavito para convencer a los psiquíatras y médicos de lo útil que le era realizar visitas (aprovechaba las salidas para violar) a Alcohólicos Anónimos; y, por otra parte, está en la destreza con que engañaba a sus víctimas y en el cuidado que ponía en no ser visto a la hora de violar, tal y como él mismo dejó entrever cuando dijo:  ‹‹Para poder llevar a los niños les repetía el cuento: “tengo unos terneritos pequeños y necesito que me ayuden, yo les pago mil o quinientos pesos”. Los niños me creían y se iban conmigo. […] Yo buscaba sitios apartados de difícil acceso y boscosos, también matorrales que estuvieran alejados de las casas. Utilizaba cafetales y cañadas donde hubiera pasto alto, pero siempre lejos de la gente.››

.Los primeros pasos de sangre

En 1992 Garavito cometió en Jamundí el primero de sus más de cien asesinatos. Se trataba del pequeño Juan Carlos, quien se divertía tranquilamente en un parque hasta que tuvo la desdicha de pasar enfrente de una caseta en la que Garavito estaba bebiendo. Seguramente fue el alcohol, además de otros factores, lo que en ese instante encendió en Garavito el deseo de violar a Juan Carlos. Era un impulso oscuro y contundente el que, convirtiéndolo en una especie de marioneta humana, tomó el control de Garavito e hizo que pague la cuenta al instante y comience a perseguir al niño desde una distancia prudente. Cuando el niño se detuvo, Garavito aprovechó y compró un cuchillo, cuerda y licor. Entonces y justo antes de que Juan Carlos se levantase para ir a buscar a su madre, Garavito lo engañó ofreciéndole dinero y se lo llevó hasta un potrero cercano, caminando después cerca de los rieles del ferrocarril hasta llegar a un lugar despoblado. Fue allí, en medio de aquel paisaje boscoso y lleno de charcas que reflejaban la luz de la luna, donde el trastornado Garavito tuvo la revelación que lo impulsó a complacer su maltrecho concepto de venganza: ‹‹Me transporté a mi infancia, sentí mucho odio, más los niños que yo llevaba nunca los mataba, y es allí donde cojo a este menor, empiezo a tasajearlo con una cuchilla y se apodera de mí algo extraño que me decía “mate, que con matar ya venga muchas cosas”. Fue así como yo procedí a matarlo, así fue mi primera muerte››
Luego de su primer asesinato, Garavito quiso ir a Trujillo para visitar a su hermana Esther, quien era la única, de entre todos sus hermanos y hermanas, con quien tenía un vínculo. Sin embargo hizo una pausa en Tulúa, donde se abandonó al alcohol. Otra vez sucedería lo mismo que con el pequeño Juan Carlos. Era pues ya de tarde cuando Garavito, que estaba bebiendo desde las diez de la mañana, vio a Jhon Alexander Peñaranda. De aquel instante el monstruo recuerda: “Yo estaba bien, tomando, solo con el deseo de escuchar música, no tenia planificado buscar un menor, de pronto de un momento a otro veo pasar a un niño y me pone mal, se me apodera esa fuerza […], entonces yo reprimo, tomo más licor y empiezo a quebrar envases”. Luego vino la aplicación del método y la violación y muerte del niño.

.Destripando y amputando: Garavito aumenta su crueldad

En 1993 Garavito comenzó a abrirles (mientras estaban vivos) el abdomen a los niños. Era un corte extenso, lo suficientemente profundo como para destrozarles el aparato digestivo pero no como para quitarles la vida. De aquella y otras crueldades fue testigo la aterrorizada capital colombiana de Bogotá.
El autor de los asesinatos, el hombre que le arrancó los pulgares a ocho niños (no lo repitió con más por temor a ser descubierto), planeó cada crimen tras el cristal de una ventana en los rojizos, empobrecidos y tupidos barrios de ladrillo del sur oriente de Bogotá. Al respecto, Garavito cínicamente expresó: ‹‹Eso lo hice yo. Sentía placer al hacerle esto a los niños, aparecían con los intestinos afuera… yo quedaba tranquilo. Claro que pensaba, “ese placer fue a costa del dolor de todos estos angelitos”, como les digo yo. Yo lo titularía “El Silencio de los Inocentes”. Estando matando niños me vi esa película como cinco veces.››
Sin embargo no todas las víctimas de Garavito fueron, como diría el habla popular, “pan comido”. Así, a fines de 1993 en la localidad de Tulúa, Garavito estaba bebiendo una botella de “Aperitivo de la Corte” (su licor favorito, lo adoraba) cuando de pronto vio a un niño que deambulaba con su bolso por la terminal. El niño tenía doce años y se había quedado dormido en el bus, por lo que no se bajó cuando debía y ahora estaba perdido. Garavito vio que tenía una oportunidad y, con engaños, aparentó que ayudaría al niño, compró más botellas de “Aperitivo de la Corte”, le brindó al niño una buena cantidad y luego lo llevó por la carretera bien lejos, se desvió, cruzo una zanja y allí, en el campo, amarró al niño y le quitó la ropa. Iba a seguir cuando un mal olor lo detuvo. Era un olor nauseabundo, propio de algo podrido, un olor que no lo dejaría seguir en paz con su pervertido plan hasta que no averiguase de qué se trataba. En realidad eran restos de algo muy familiar, solo que Garavito, para fortuna del niño, no recordaba que había dejado exactamente allí, tal y como cuenta: ‹‹Busco a ver qué era, sin que el niño se diera cuenta, y sí, allí observo un cráneo, unos restos de otros menores que días antes había llevado, estaba esa calavera, y yo en estado de “enlagunamiento”. Después de tener al menor amarrado me pide que lo suelte. Lo suelto, el niño también toma conmigo y lo acaricio. No sé en qué momento él se armó con el cuchillo y se me abalanzó. Yo se lo fui a quitar y resulté tasajeándome el dedo pulgar de mi mano izquierda. Perdí la movilidad porque me cogió unos tendones y allí fue donde decidí matarlo››. Fue a causa de aquel acto temerario que el niño acabó perdiendo la vida inmediatamente, aunque es prácticamente seguro que, de no haberlo hecho, solo habría conseguido retardar su muerte.
Otro asesinato de particular importancia fue el de Jaime Andrés de 13 años de edad, quien era un preadolescente de humildes orígenes; un chico amable y trabajador, que estudiaba en la jornada de la tarde del colegio Policarpa Salavarrieta y vendía café preparado por su madre para ayudarla a cubrir los gastos de la pequeña casa que ocupaban en el barrio la Independencia. Jaime Andrés era bastante popular y querido entre conductores de taxis, clientes de bares del centro de la ciudad y noctámbulos de parques; todos guardaban simpatía por el llamado “niño de los tintos”, hasta que la noche del 4 de febrero de 1994 el infame Garavito apareció.
Todo empezó cuando echaron a Garavito del bar Los Vallunos tras discutir con un cliente. Al frente, en la otra acera, Jaime Andrés contemplaba toda la escena. El sujeto se le hacía conocido: era el “doctor de los ambientadores” que había ido el año pasado a vender ambientadores a su colegio. A su vez Garavito también había visto al pequeño y se había acordado de él, pero de momento no hizo nada más que marcharse amargado al hotel en que estaba. No obstante a las 9 de la noche “esa fuerza extraña” que lo “domina” empieza a hacer de las suyas para que Garavito se aproveche del “niño de los tintos”, quien aún a esas horas seguía vendiendo café. Como siempre, cede, tras lo cual se guarda el cuchillo, compra cuerdas y licor y convence al niño para que lo acompañe en un viaje del que solo uno de los dos regresará, aunque esta vez con un recuerdo amargo que jamás podrá borrar: ‹‹ […] él estaba vendiendo tintos, le hablo, lo convenzo para que me acompañe, deja su termo y se va conmigo. Lo introduzco al cañadulzal, lo amarro […]. El niño grita, lo acaricio, el niño sigue gritando y posteriormente lo mato, me acuerdo tanto de este niño por una situación, en ese sitio hay una cruz, regreso […] y de un momento a otro siento una voz que me dice: “eres un miserable, no vales nada”. Regresé y mire lo que había hecho. En ese momento me arrodillé, me arrepentí, y enterré el cuchillo››
Real o no, el impacto de esa experiencia fue tal que, al llegar al hotel, Garavito se pasó toda la noche y la madrugada recitando versículos de la Biblia en voz alta, sin poder dormir, presa de una angustia y un remordimiento que lo tuvieron con los ojos abiertos hasta que el sol salió de nuevo.
Mas las cosas no podían quedarse así y aquel “eres un miserable, no vales nada” le dio la fuerza necesaria para dedicarse a trabajar y dejar la bebida, la sangre y los asesinatos. Pero la conversión duró solo un tiempo, tras el cual volvió a su rutina de alcohol, muerte y violaciones. Por otra parte, Garavito también probó suertes con el lado oscuro de la espiritualidad, metiéndose con la ouija (de la cual salió defraudado al no experimentar nada excepcional) y hasta con el satanismo: “Practiqué ritos satánicos con los menores que asesiné, lo hice a mi manera, pero no quiero explicar cómo lo hice; yo hice pacto con el Diablo.”

.La captura

El 22 de abril de 1999 y tras haber violado a unos 200 niños y asesinado a más de 100, Garavito fue por fin capturado en la ciudad de Villavicencio.
Salvando al pequeño John:
John Iván Sabogal, niño pobre que vendía lotería en las calles de la ciudad de Villavicencio, yacía desnudo y atado de pies y manos a un matorral ubicado en las solitarias afueras de la ciudad. John no había hecho nada demasiado contundente para escapar del agresor, hasta que sintió en sus espaldas la proximidad ansiosa del agresor…Fue en ese instante, cuando supo que perdería la inocencia y muy probablemente la vida, que el pequeño John empezó a gritar con todas sus fuerzas a ver si alguien hacía algo por él.
Entonces y contra todo lo esperable, un chatarrero que andaba fumando marihuana por el lugar escuchó los gritos y, al ver cuál era la causa de estos, no dudó ni un momento en apedrear al monstruo tras increparle un “¡oiga, hijueputa, qué le está haciendo a ese niño!”.
Al verse defendido, John corrió hacia el chatarrero y luego ambos corrieron como desaforados para huir de Garavito, quien enfurecido los perseguía con el puñal en la mano.
Finalmente el niño y su salvador lograron llegar a un punto en que el asesino dejó de perseguirlos ante la posibilidad de ser visto. Tras eso siguieron hasta llegar a la casa-finca Rosa Blanca, desde donde el noble chatarrero llamó a la estación de policía La Esperanza, ubicada en Villavicencio.
Tras la llamada, la Policía acudió al lugar y la cacería dio inicio.
Informe de un operativo exitoso:
La búsqueda de Garavito estuvo al mando del cavo Pedro Babatita. Cuando por fin Garavito fue capturado, éste se identificó como Bonifacio Morera Lizcano. Investigaciones posteriores confirmaron que Bonifacio Morera Lizcano era Garavito. Se trataba así de una falsa identidad usada por el asesino para confundir. Nada sorprendente pues, como acotó el Diario Hoy en una nota periodística de octubre de 1999: ‹‹Garavito usaba nombres falsos, cambiaba su cabello, su bigote y barba y empleaba lentes. Pasaba por vendedor ambulante, monje, discapacitado, indigente y hasta representante de fundaciones humanitarias para ingresar a las escuelas, donde hallaba a sus víctimas, que oscilaban entre los ocho y 16 años de edad››.  Volviendo al operativo de su búsqueda, el cabo Pedro Babatita reportó los hechos de la siguiente manera:
‹‹ […] ya eran como las nueve de la noche, y nosotros “dele pa’riba” y “dele pa’bajo” por la circunvalar. De pronto un taxista reportó: “Alguien está saliendo del monte, alguien está saliendo del monte”. Aparte de los taxistas con los que íbamos Tinjaca (patrullero) y yo, otros nos ayudaban con la red de apoyo y sus radioteléfonos.
En cinco minutos llegamos al sitio que nos decía el taxista y el niño Jhon Iván apenas lo vio dijo: “¡Es ese, es ese! Ese era el que me iba a violar… el que me estaba cogiendo…”
En el taxi iban también el papá y la mamá del niño, entonces les tuve que ordenar: “¡de aquí no se baja nadie!”. La niña venía[6] con el patrullero Tinjaca, en el taxi que nos seguía. Entonces le dije por radioteléfono: “¡Tinjaca, pregúntele a la niña si ese era el tipo que estaba persiguiendo al indigente y al niño con un cuchillo!” De inmediato contesto: “Sí, sí, sí, ese fue”. Esto sucedió en cuestión de segundos. El taxi que nos había dado el dato clave venía adelante, mientras Garavito caminaba por la orilla. Cuando apenas el hombre se sorprendió al ver tanto taxi, ya estaba cogido, yo me había bajado y estaba encima de él.
De manera muy calmada, pero con berraquera le pregunté: “¿Hacia dónde va el señor?” A los cual contestó: “Vengo de Acacias y voy para allá”, señalando cualquier lado.
“Bueno, mano, ¿y usted qué hace caminando por acá si la llegada a Acacias es para el otro lado de la ciudad?”. Mientras le hablaba y él contestaba, saqué las esposas y de una se las puse. Desde el taxi los niños confirmaron que era él. Ya Tinjaca se acercaba al haberse bajado del carro. Era la palabra de los niños contra la de él, recuerdo que no dejé que Garavito viera a los niños para protegerlos por si lo dejaban libre… Tinjaca me saludó y después le metió un puñetazo con el que casi lo acuesta. Yo me quedé aterrado de la reacción de mi compañero, que es un patrullero muy sereno.
En ese momento preferí meterlo al taxi y empezó a salir gente de la nada… luego en la estación comencé a interrogarlo: ¿déjeme ver su cedula? – la perdí. Otro documento que lo identifique? –no tengo ninguno. ¿Nombre y apellidos? –Bonifacio Morera Lizcano…››

.Condena y situación actual

Garavito fue condenado a la máxima pena existente en Colombia: 40 años…Muchos solicitaron su muerte pero el Estado nunca accedió. Debido a su buen comportamiento y a su colaboración en el rastreo de cadáveres, se ha abierto la posibilidad de darle libertad condicional cuando cumpla unos 24 años de condena. Como es natural, aquello ha suscitado la indignación y el rechazo de la opinión pública; pero, para complacencia del pueblo colombiano, en mayo del 2011 Ecuador solicitó la extradición de Garavito para que cumpla la pena de 22 años por asesinar a dos menores (de 16 y 12 años respectivamente) en Santo Domingo de los Colorados durante julio de 1998. Inicialmente parecía que el proceso iba a decantarse a favor del deseo popular, sin embargo en mayo del 2012 la Corte Suprema de Justicia de Colombia negó el pedido debido a que, según objetaron, Garavito ya fue condenado por esos hechos (el asesinato de los dos menores) en Colombia.
Desde su internamiento, Garavito ha manifestado algunos intentos de suicidio y siempre ha sido aislado para evitar que lo asesinen y, por la misma razón, lo han cambiado varias veces de prisión. Tiene, debido a su buen comportamiento, derechos especiales como el uso de teléfono por hasta cuatro horas diarias (los otros solo pueden usar el teléfono veinte minutos diarios). Según se sabe, las únicas visitas esporádicas que tiene son de una creyente evangélica que quiere lograr que el asesino se reencuentre con Dios. Supuestamente tal conversión sería un hecho pues Garavito manifestó haberse convertido a la Iglesia Pentecostal, aunque la opinión pública sabe que es una farsa, tal y como parece indicar la entrevista realizada por Guillermo Preto La Rotta “Pirry” para RCN Televisión y Especiales Pirry, en la cual además se ve que Garavito es un mentiroso contumaz que parece subestimar de forma ofensiva la inteligencia de sus oyentes.